Desde que el Congreso dominicano aprobó la Ley de Mercado de Valores No. 19-00 y se promulgó el 8 de mayo de 2000, todo el sistema del Mercado de Valores, Bolsa de Valores de RD y los Puestos de Bolsas y las agencias de calificación extranjeras que se han radicado en el país y la intermediación bursátil, ha mejorado mucho, en calidad y cantidad de operaciones transadas. Se ha creado las bases institucionales del sistema. Pero, sin embargo, todavía no existe un verdadero Mercado de Capitales en donde se vendan acciones de empresas públicas o privadas, existan Fondos de Inversiones, Fondos Mutuos cerrados o abiertos, operaciones a futuro, coberturas de riesgos, o se vaya creando un mercado de valores más moderno y sofisticado. Queda mucho por desarrollarse y cambiar.
El avance en el Mercado de Valores se ha concentrado en emisiones de bonos corporativos, letras hipotecarias, papeles comerciales y obligaciones fijas o variables de compañías privadas. Las operaciones que no cambian el capital accionariado ni el poder corporativo. Pero no creo que ninguna empresa, banco comercial, compañía de seguros, entidades públicas o mixtas, como las Generadoras de Energía, las Distribuidoras, las compañías de Transmisión o las Hidroeléctricas, se hayan abierto al gran público inversionista. Realmente no se ha democratizado la inversión bursátil y el mercado de capitales de acciones. Todavía sigue la empresa pública sin vender sus acciones en la Bolsa, o las empresas privadas mantienen un accionariado cerrado o de carácter únicamente familiar. La cultura bursátil no ha prosperado todavía en el país.
Es curioso y una falta de modernidad que ningún banco comercial o empresas de seguros vendan siquiera un bloque de acciones comunes o preferidas en la Bolsa de Valores. ¿Por qué no ha cambiado la mentalidad de los empresarios, de la banca y de la gran compañía dominicana. Por qué persiste con preponderancia la empresa familiar cerrada y aún la empresa pública también cerrada? Creo que es un problema de mentalidad y de cultura que debería comenzar a cambiar, para que existan más opciones de inversiones en el país. Para que la clase media o empleados puedan invertir y formar parte de los negocios con pequeñas o medianas inversiones.
Hemos avanzado mucho y bien, con la normativa y desempeño de la Superintendencia de Valores (SIV). Es un organismo que con limitaciones económicas realiza un gran trabajo. Lleva ocho años creando un esquema regulatorio que proteja al inversionista, cree las entidades de intermediación, norme la agencias calificadoras de riesgos y las entidades de custodias de valores y la venta de títulos electrónicos. En este aspecto normativo legal se ha realizado un buen trabajo. Los Puestos de Bolsas también han mejorado su intermediación de títulos y valores y su administración, en coordinación con la SIV. Eso es cierto.
El sistema va tomando cuerpo, pero falta la apertura de las empresas a vender acciones en la Bolsa y a realizar más operaciones financieras normales de un amplio y real mercado de capitales. En México, Argentina, Chile, Venezuela, Costa Rica, Colombia y otros países las Bolsas venden acciones de empresas nacionales e internacionales, acogidas a las leyes bursátiles de cada país. Las empresas públicas, pero sobre todo, las privadas deben comenzar a abrirse al público, para avanzar en un mercado de capitales y fomentar una clase pequeña y mediana de capitalistas inversionistas. La banca comercial y las empresas de seguros deben dar el ejemplo y dar el primer paso a vender una parte de sus acciones. ¿Por qué no?
La Gerente General de la BVRD, Sra. Darys Estrella, informó hace unos días en un periódico nacional, que para el año 2009 la Bolsa de valores cerró con un monto de RD$ 27,000 millones transadas en operaciones del mercado primario y secundario, fundamentalmente secundario. Esto es muy bueno. Pero todas las ventas fueron de bonos corporativos, letras hipotecarias y títulos fijos. Pero el mayor emisor en el mercado secundario es el Banco Central, que representó el 98.5 % del mercado colocado durante el 2010, lo que demuestra las limitaciones. Ahora la Secretaría de Hacienda también coloca parte de sus Bonos vía el BVRD, lo que es bueno, pero crea aún más concentración del Estado.
El Banco Central y Hacienda no deben representar el 98% de las operaciones en el mercado secundario. Ese no es el gran objetivo de un mercado de capitales. De hecho observamos como el sistema de Fondos de Pensiones que ha acumulado más de RD$ 96,000 millones no tiene en donde invertir y diversificar sus riesgos e inversiones. En efecto coloca el dinero de los empleados en el Certificados y Letras de Banco Central, en los bancos comerciales que también vuelven y lo invierten en el mismo Banco Central, debido a que hay muy pocas opciones para diversificar las colocaciones. Pocas inversiones se realizan en empresas privadas. Hacen el esfuerzo, pero las empresas privadas y mixtas no se preparan para este desafío.
Recomiendo que se piense bien la manera de que el sector privado abra el capital accionariado de sus empresas. Esta es una labor del mismo empresariado. Vender una parte en el mercado no significa perder el control. Representa progreso, gerencias más profesionales, mayor transparencia de los Estados Financieros, mayor profesionalidad corporativa y ayuda a las transiciones de generaciones de empresas familiares. Hay muchas ventajas en abrir las puertas del capital y operar bajo el escrutinio de la SIV y la opinión pública. Aquí hay muchas empresas, privadas y algunas públicas y mixtas que deberían comenzar a vender sus acciones en la Bolsa de Valores.
Creo que debería, como lo pensamos en los Seminarios de Mercado de Capitales realizados en los 1980´s y 1990´s, producir y aprobar una Ley de Incentivo a la Apertura de las Empresas Privadas y Públicas, concediendo incentivos fiscales de desgravación por cinco o diez años y exonerando el 50 % de los dividendos del Impuesto sobre la Renta. Podría ser una mezcla de otros incentivos también crediticios, pero lo importante es legislar para ayudar a crear incentivos que sirvan para cambiar de mentalidad y cultura corporativa cerrada familiar. El Gobierno también puede y debe vender parte de sus acciones a los inversionistas y empleados, para democratizar el capital. Esta ley de incentivos y desarrollo es fundamental. Por eso creo que hay que ampliar mucho las operaciones y ofertas y servicios del mercado de valores en nuestro país.
10 de febrero de 2010