LA COMPRA DE LAS ACCIONES DE LA SHELL EN LA REFINERÍA DOMINICANA DE PETRÓLEO; MEDIANTE COMISIÓN MIXTA

El anuncio del presidente Leonel Fernández de que el Estado dominicano comprará el 50% de las acciones de la Shell Company en la Refinería Dominicana de Petróleo (REFIDOMSA), nos parece una medida pragmática y acertada frente a la crisis creada por los altos precios del petróleo internacional y a la estancada producción de esa planta. El Estado y la Shell han sido buenos y estables socios con el 50% cada uno del capital. La Shell ha tenido la administración y el Estado la presidencia del Consejo, por más de 35 años. Sin embargo, desde hace un año la Shell tomó la decisión de vender sus acciones, por razones internas de recomposición de sus empresas en los mercados mundiales. Comenzó a hacer como una licitación limitada en el país, pero el Estado tiene el derecho de la primera oferta. No hay ninguna razón política en esta decisión, solamente la búsqueda de soluciones a un problema práctico de falta de producción refinada de gasolina y gasoil, almacenamiento y de nuevas inversiones de expansión de la capacidad productiva.

La compra de las acciones de Shell es necesaria porque REFIDOMSA ya no es una planta grande para refinar crudos, sino importa cerca del 65 % de gasolinas, gasoil, y GLP y solo produce un 35 % del consumo local, pues sus instalaciones son obsoletas y su capacidad de producción es de solo 35,000 barriles diarios, que era la demanda de los 1960´s. Ahora la demanda y uso es de 140,000 diarios. Por eso importa tanta gasolina procesada, en vez de crudo para refinar. Además por su tecnología vieja obliga a comprar principalmente petróleo de Venezuela, y aún no nos permite beneficiarnos del crédito de 50,000 barriles diarios de PETROCARIBE, apenas de 29,000 barriles.

Ni los distintos gobiernos y la Shell invirtieron en expansión en las últimas cuatro décadas y el país quedó desamparado sin flexibilidad y para producir tiene una casi total dependencia del crudo venezolano. Algo no sano y delicado. Esta dependencia y falta de producción es inaceptable en el mundo moderno, de altos precios, volatilidad de mercados y creciente politización del tema petrolero. El gobierno, pues, tenía que actuar y tomar decisiones. Esto lo deben comprender los políticos de cualquier partido, los empresarios y la sociedad civil. Es una decisión de alto interés nacional, que no tiene nada que ver con los aspectos políticos.

No se trata de si es una buena o mala empresa estatal, privada o mixta, lo que se necesita es un nuevo conglomerado que invierta, expanda todas las instalaciones de producción, muelles, depósitos de almacenajes y esferas de GLP. Que tenga uno o varios accionistas internacionales privados del ramo petrolero y que sus acciones no la compre ninguna empresa estatal de otro país, pues limitaría nuestra soberanía y se politizaría un producto estratégico. Este es un punto vital del concepto: hay que diversificarse en todos los sentidos.

Lo ideal sería reconvertir a REFIDOMSA y su entorno industrial, para crear un centro Hub para producción nacional y exportación regional con destino al Caribe y Centroamérica. Nadie debe ver la operación con dogmatismo, aunque el Gobierno debe tener una total transparencia en la transacción, manejar este tema tan delicado con criterio nacional y con el apoyo y participación de todos los grupos empresariales y profesionales. No debe ser manejado y evaluado solo por funcionarios, por buenos que sean. Hay que ser abiertos y sumar las mejores mentes y más honorables y probadas con experiencia en compras y fusiones internacionales complejas. El Gobierno debe definir bien sus objetivos, metas y prioridades. ¿Qué es lo que desea y necesita y cómo?

Recomiendo que el presidente Leonel Fernández cree por Decreto una Comisión de alto nivel mixta, de altos funcionarios, experimentados empresarios y expertos nacionales y que contrate también los servicios de una banco de inversión internacional que ayude y colabore en las negociaciones de evaluación y compra del bloque de acciones de Shell. La Comisión presidida por el Secretario de Hacienda, como ya señaló el presidente. La compra debe ser valorada con una tasación justa, mediante los sistemas normales y ortodoxos del flujo de caja descontentado a valor presente. No deberían existir presiones internas politiqueras en aras de campaña electoral.

De esa manera se negocia el precio con tranquilidad y después la Shell paga los beneficios atrasados que le debe al Estado, los impuestos de ganancia de capital y de la renta y se llegará al valor neto de pago. Entiendo que se debe examinar la operación con el FMI, para que no se convierta en un escándalo como la compra de Ede Norte y Sur a Unión Fenosa, por el Gobierno anterior, que fue un desastre. Toda la compra de las acciones debe ser aprobada dentro del Acuerdo con el FMI. La Comisión sugerida debe realizar con el apoyo técnico de expertos, las Diligencias Debidas del proceso de valoración, compra de las acciones y posterior reventa a terceros, dentro de nuevas condiciones.

Estimo que lo más conveniente es que el Gobierno y la Comisión que sugerimos realicen estas acciones dentro del plazo de tres meses para concluir la compra de las acciones. Después de comprada, la misma Comisión mixta sirva y se designe miembros del Consejo de Directores mixta de la empresa con el mandato expreso en el Decreto que tiene de hasta diez meses para crear las bases de una licitación internacional, busque inversionistas que participen y sirvan de Consejo evaluador de alto nivel para la toma de decisiones de la venta. No le conviene al Gobierno realizar esta labor por si mismo, es demasiado compleja y delicada, ni dejarse llevar por aquellos que no quieren que compre las acciones de la Shell por crear que es como estatizar la empresa, lo que no es correcto porque se adquirirá transitoriamente para vender a un nuevo socio privado, ni por aquellos que les gustaría que el Gobierno se quede con la empresa REFIDOMSA con todas sus acciones.

Hay que recordar lo que pasó con La Rosario Dominicana, la mina de oro y plata, que de tanto tomar sus recursos económicos y utilizarlos inclusive como ingresos corrientes, con los años no realizó nuevas inversiones, se descapitalizó y terminó quebrada. Esta tentación debe evitarse a toda costa. Las acciones de la Shell, primero la debe comprar el Gobierno a través de la Comisión recomendada y después el nuevo Consejo colegiado sugerido de REFIDOMSA las vendería por licitación a una o más gran empresa petrolera internacional, bajo determinadas condiciones de monto de inversión, expansión de la capacidad de producción de diversos crudos y tecnologías, aumento de los depósitos para tener mayores reservas e incrementar también la capacidad de almacenar el GLP, que hoy son excesivamente bajas. Debe quedar claro que la empresa que la compre seguiría la administración, pero con licitaciones abiertas de todas las fuentes y mercados de petróleo. No se debe repetir crear un nefasto monopolio en las compras. La nueva refinería debería poder comprar petróleo de Venezuela, México, Estados Unidos, Trinidad Tobago, Canadá, las naciones del Golfo Árabe y cualquier otro país o mercado. Comprar al mejor precio, más bajo transporte y mejores condiciones de financiamiento.

He observado que los que han escrito sobre este tema de la compra de la Shell se concentran solamente en el precio de compra del Estado. Varios tienen ya de antemano el precio que se le debe pagar. Esto es anticipado, parece intimidatorio y no es la forma adecuada de discusión de valores de una empresa en la prensa, sin antes mediar estudios serios e independientes. Si bien el precio y valor es un asunto fundamental, no es el único, sino quien podría se el nuevo socio, su credibilidad, solvencia y las condiciones que se aceptaría para aumentar la capacidad de producción, la diversificación de fuentes de petróleo y la capacidad de almacenamiento. El objetivo es renovar totalmente a REFIDOMSA y convertirla en una nueva y moderna refinería cinco veces más grande. No es solo un asunto de compra de acciones, es eso y mucho más. Pero esta operación tan importante para el país, la debe realizar por mandato de un Decreto la Comisión de alto nivel mixta como hemos señalado. Es la mejor garantía de transparencia como desea el Gobierno y el presidente Fernández, de la mayor profesionalidad en la toma colegiada de decisiones de vital interés nacional.

25 de noviembre de 2007

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